-¿nerviosa?- Era la voz que se escuchaba en su mente.-Tranquila, tu puedes yo se que tu puedes porque te amo.-
Ella estaba a punto de cruzar ese puente mágico, el puente que nos llevaría a estar juntos, pero tenía que hacerlo sola. Atrás de ella estaban nuestros padres, los cuatro le daban indicaciones y le pedían que me dijera eso tan importante que tenía que saber, que no pasara mas tiempo.
Por fin ella empezó a caminar y cruzó el gran puente, que se movía, que no era estable, pero que nos llevaría a estar juntos.
Cuando terminó de cruzar el puente llegó a un lugar habitado por jóvenes, solo eso y nada más. Ella estaba preocupada porque no sabía que hacer ahora, tenía que haber una forma en la cual ella pudiera llegar a su destino, cerró los ojos y en su mente aparecía mi sonrisa, y una linda imagen en la cual nos besábamos, juntos, como siempre habíamos estado. De repente su corazón fue la guía, ella caminaba por ese extraño lugar pero con decisión. Creía en si misma, creía en el amor.
Después de un tiempo de caminar, llegó a una casa color café, tenía una gran puerta de madera y unas ventanas con las cortinas abiertas por las cuales podías ver el piano que estaba dentro. Hacía frío, era una tarde de domingo con viento. Ella estaba nerviosa, estaba segura que era ahí, el lugar al que quería llegar estaba junto enfrente de ella, respiró y llamó a la puerta. Esperó unos instantes y pronto la puerta se abrió.
El tiempo se congeló, parecía que el viento había dejado de soplar, la sonrisa en su cara era interrumpida por las lagrimas que salían de sus ojos, yo, estaba ahí justo enfrente de ella, sorprendido, con ganas de llorar, tenía que ser fuerte.
- ¿Qué haces aquí?¿como hiciste para llegar?- pregunte sorprendido.
- Mi corazón me trajo porque quería verte, quería estar contigo.-respondió.
Pasamos a mi cuarto porque el frío se intensificaba, y empezamos a platicar, los dos aun sorprendidos, nos extrañábamos y teníamos muchas cosas que platicar. Pronto estuvimos abrazados en la cama, viéndonos a los ojos, como los dos enamorados que eramos, nos besamos, un beso que había pasado mucho tiempo en ocurrir por la distancia, un beso que era mágico e inolvidable, un beso que simbolizaba la gran fuerza de nuestro amor, la fuerza indestructible de nuestro amor.
El tiempo pasó rápido y pronto llegó la noche, ella tenía que quedarse conmigo, yo quería que así pasara, era mi sueño y afortunadamente lo logré, ella podía estar esa noche, juntos, como la primera noche en su cumpleaños, o aquella noche en la cual las estrellas se habían mostrado y habían echo de esa noche la noche mas romántica.
Ahora estábamos de nuevo los dos, acostados, besándonos amorosamente. Pronto el tomé su cabello y lo acariciaba recordándolo. Los besos seguían y pronto en esa noche fría nos convertimos en uno sólo, en un solo ser, una vez más el amor estaba presente en nosotros en todas las formas posibles dejándose notar en cada segundo en el cual estábamos juntos. Esa noche fue largar y mágica, llena de amor y pasión, con dos enamorados que hasta en la muerte estarán juntos.
A la mañana siguiente me desperté y allí estaba ella, en mis brazos, recostada y aun dormida. La abrasé y le dije al oído: te amo, gracias por haber recorrido todo ese camino para estar juntos, gracias por todo; ella giró y nos besamos, pero era un beso distinto, un beso de dolor, de despedida, con lagrimas en los ojos de ambos.
- ¿Qué pasa?- pregunté.
- Me tengo que ir.-
- ¿Por qué?-
- Porque solo podía estar contigo domingo y lunes y hoy ya es lunes.- respondió triste.
- Por favor quédate, te lo suplico, te lo ruego- mi voz era triste, era de suplica, las lagrimas estaban en mis ojos pero no podía hacer nada.
Nos pusimos de pie, ella me abrazo para no irse pero era imposible.
- Por favor……..
- Tranquilo, ten paciencia, te esperaré hasta el momento en que te regreses y seguiremos juntos, de verdad lo haré- dijo
- Por favor ………………- me deje caer al suelo quedándome en rodillas.
- Te amo y nadie lo cambiará, ten paciencia, te estaré esperando y cuando regreses seguiremos juntos, confía en mí, te amo.- decía ella.-además cuando regreses no solos seremos dos, te amo, gracias por esta noche, gracias por todo.-
Y de repente su silueta se fue desvaneciendo, ahora de nuevo estaba yo solo, en esa gran habitación, de rodillas y con lagrimas en mis ojos, esperando a que volviera.
Ahora tendría que ser de nuevo paciente, llegaré y estaré con ella por toda una eternidad, porque la amo, porque se que con ella quiero estar toda mi vida y después de ella también, porque se que nos conocimos con un propósito en esta vida, porque se que juntos pasaremos cualquier obstáculo y que nadie ni nada nos separará, la amo. TE AMO….
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